Santo Domingo, R.D.- El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha colaborado durante varios meses, de manera conjunta con el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI), con la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, asegurando que el Código Penal protegiera a los niños y niñas contra todo tipo de violencia.
Sin embargo, en el borrador actual, se han incluido modificaciones que son preocupantes para la vida de los niños, niñas y adolescentes. Por lo cual, la representante de UNICEF en el país, doctora Rosa Elcarte, señaló que “el Código Penal debe proteger a la niñez contra la disciplina violenta, y que la violencia nunca es ni será la solución, pues no educa, no ayuda y no debe ser tolerada”.
Enfatizó que “en un país de renta media alta, con el nivel de desarrollo social y económico que tiene República Dominicana, no puede permitirse tener un Código Penal, en pleno sigo XXI, que autorice que los padres golpeen o maltraten a sus hijos, como se hacía en décadas pasadas”.
En esta nación, la disciplina violenta contra los niños, niñas y adolescentes suele darse en la familia, por parte de quienes deberían cuidarles, respetarles y amarlos. Esto, aunque sea parte de la tradición de algunas familias, es preciso que conozcan que los estudios de la neurociencia demuestran que los niños que sufren violencia y son maltratados tienen un peor desarrollo neuronal, que de hecho se evidencia a través de resonancias magnéticas.
Asimismo, estas evidencias señalan que los infantes que son víctimas de disciplina violenta son más propensos a sufrir ansiedad o depresión, y tienden a reproducir la violencia en su futura familia y en la sociedad.
Además, la ENHOGAR MICS 2019, realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) con el apoyo de UNICEF, mostró una dramática realidad, y es que, en territorio dominicano, el porcentaje más alto de niños que sufren disciplina violenta se da entre los 3 y 4 años.
La neurociencia, también pone en evidencia que en los primeros años de vida de un individuo es cuando se produce un mayor desarrollo cerebral, facilitándose el aprendizaje posterior y fortaleciéndose la relación social, lo que marca de manera rotunda el futuro de las personas. Y es en esa etapa, la de mayor importancia para el desarrollo de una persona, cuando el porcentaje de niños y niñas que sufren violencia es el más alto; su existencia está marcada por los abusos y los sufrimientos dentro de sus familias.
Una de las modificaciones, recientemente incluidas en el Código Penal, es un párrafo del artículo 123 que permite la disciplina violenta en el hogar. Esta modificación implica un retroceso sobre la legislación vigente, Ley 24-97 de violencia intrafamiliar y la Ley 136-03 sobre el Código para la Protección de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes.
Adicionalmente, tampoco cumple con las recomendaciones del Comité sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas para República Dominicana, que indican que “que el país debería prohibir de manera explícita, la violencia física en todos los entornos”.
Esta modificación, incluso, no es consecuente con los compromisos internacionales sobre los derechos de los niños y niñas, asumidos por el país con la ratificación la Convención de los Derechos del Niño. Este compromiso, a la luz de la constitución dominicana, tiene jerarquía constitucional, por lo tanto, ninguna ley; ni siquiera el Código Penal, debería ir en contra de las disposiciones de este tratado. A su vez, el texto constitucional establece el principio del interés superior del niño, y de aprobarse el Código Penal permitiendo la disciplina violenta, por ende, se estaría violando la Carta Magna.
De igual modo, este proyecto de ley no se encuentra de acuerdo con el compromiso del país de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, específicamente el ODS 16, ni con la Estrategia Nacional de Desarrollo.
“Si la sociedad dominicana quiere poner fin a la violencia en el país, deber romper el círculo intergeneracional de la violencia, y para ellos debe dar los pasos necesarios, empezando por contar con un Código Penal que no permita la disciplina violenta”, asegura Elcarte.