Artículo - Inseguridad Alimentaria, Temporada de Huracanes 2022 y Cambio Climático: Tres estresores que aumentan las vulnerabilidades en República Dominicana
Las alzas de precios de los alimentos ponen en riesgo la seguridad alimentaria en todo el planeta y República Dominicana no es la excepción.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha venido señalando en las últimas décadas la importancia de encaminar los países a una profunda transformación de sus sistemas agroalimentarios. Esta transformación posibilitaría sistemas alimentarios más eficientes, ambientalmente sostenibles, resilientes al cambio climático y a choques externos e incluyentes (sin dejar a nadie atrás). Esto con el objetivo de erradicar la pobreza (ODS 1) y el hambre (ODS 2); lograr la igualdad de género (ODS 5); y mantener la vida de ecosistemas marinos y terrestres (ODS 14 y 15). Estos ejes fueron los mismos que los 33 Estados de Latino América y el Caribe (LAC) establecieron como prioritarios en la 37ª edición de la Conferencia Regional de la FAO (Quito, Ecuador, marzo 2022).
Las alzas de precios de los alimentos ponen en riesgo la seguridad alimentaria en todo el planeta y República Dominicana no es la excepción. En la XI Conferencia Iberoamericana de Ministros y Ministras de Agricultura (Santo Domingo abril 2022) y la FAO, se resaltó que las crisis actuales (alza de los precios de los alimentos y alta inflación) han venido sinérgicamente a exacerbar un problema antiguo y de fondo: sistemas de producción agrícola con alta dependencia a los hidrocarburos e insumos agrícolas importados, sumado a factores volátiles de los mercados financieros internacionales, aún siendo la mayor región exportadora neta de alimentos del mundo.
Como si esto fuera poco, este 1ro de junio, comenzó oficialmente la temporada de huracanes del Atlántico Tropical 2022, la cual termina el 30 de noviembre. Los modelos del Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos de América, anticipan una probabilidad de un 65% de una temporada por encima de lo normal. Es decir, un rango probable de formación de entre 14 a 21 tormentas nombradas, de las cuales de 6 a 10 podrían convertirse en huracanes y, de esos ciclones, de 3 a 6 serán huracanes de fuerza mayor (categoría 3, 4 ó 5).
Entre las razones principales que la NOAA resalta para esta alta probabilidad, está la prevalencia del fenómeno de La Niña durante todo el 2022. Además, los científicos meteorológicos advierten que las temperaturas superficiales tanto del Atlántico Tropical como del Mar Caribe, continúan padeciendo un patrón termométrico más caliente que el promedio, y apenas estamos comenzando la primavera en el hemisferio norte.
LOS SIDS Y EL CAMBIO CLIMBIO CLIMÁTICO:
En adición al peligro que representan los ciclones tropicales al país, el cambio climático continúa impactando negativamente a los Estados Insulares en Desarrollo (SIDS, por sus siglas en inglés) y de la cual la República Dominicana es parte. La FAO reconoce la importancia capital que representa conservar y aprovechar, de forma sostenible, los recursos costeros y marinos (ODS 14). Sin ellos será imposible ganar la batalla al cambio climático y mantener la vida en el planeta.
En los resultados de la COP26 (el Pacto de Glasgow para el Clima), los mayores países contaminantes del mundo por sus emisiones de dióxido de carbono (CO2), y por ende los que más contribuyen al cambio climático, llegaron a Glasgow sin haber cumplido su promesa de proporcionar a los países en desarrollo 100,000 millones de USD al año. En este sentido, la FAO continúa apelando a un mayor compromiso de los países más ricos del planeta en aumentar, significativamente, su contribución de asistencia financiera y técnica dirigida a los SIDS para su efectiva adaptación al Cambio Climático indispensables para mantener su estado de desarrollo alcanzado y poder ser más resiliente a los choques climáticos y sus efectos negativos, como aumento drástico de las sequías e inundaciones extremas.
Otro resultado de la intensificación del cambio climático, desde el 2011, el Caribe insular ha venido recibiendo el devastador golpe causado por la llegada de inmensas toneladas de algas de Sargazo que desde abril hasta noviembre cada año invaden, masivamente, a las costas caribeñas. Esto trae consigo pérdidas cuantiosas al sector turístico, principal industria del Caribe Insular; impacto a la seguridad alimentaria de las poblaciones pesqueras y daño ambiental a los recursos costeros marinos y a la salud pública. En este sentido, FAO RD ha venido prestando especial atención y accionando con actores clave nacionales para la búsqueda conjunta de soluciones adaptativas a este grave problema.
Es irónico que las contribuciones totales de CO2 de los SIDS no sobrepasa el 0.5% de las emisiones globales y, sin embargo, junto a los polos del planeta, los SIDS son las naciones más fuertemente afectadas por el impacto del cambio climático. Esto las hace mucho más vulnerables a retroceder el desarrollo alcanzado y exacerba la pobreza, las crisis económicas y el hambre en las más regazadas (Ej.: Haití, la cual comparte isla con RD).
Los Estados insulares, como RD, y con alta vulnerabilidad a choques externos (crisis energéticas, monetarias y climáticas) representan para la FAO importantes retos para una mayor asistencia y apoyo técnico-financiero por pertenecer a países de ingresos medios-altos, pero también representan muchos espacios de oportunidades a través de sus múltiples vulnerabilidades por ser isla tropical en desarrollo.
La FAO cree firmemente que las grandes crisis son espacios únicos que permiten acelerar e innovar con nuevas formas de accionar para salir de ellas fortalecidos. Por lo anterior augura que el país saldrá airoso de estas crisis y, sobre todo, le permitirá implementar, con apoyo de la FAO, una hoja de ruta de nuevas formas e iniciativas de recuperación económica más verde, que fortalezca la transformación de su sistema agroalimentario a uno más armonioso y sostenible con los recursos naturales; de la mano con la conservación de la biodiversidad y obteniendo altos beneficios del Capital Natural aportado por el valor financiero incalculable de los servicios ecosistémicos provistos; una industria agrícola diversificada, más independiente de los hidrocarburos, y más fundamentada en el uso de bioinsumos (economía circular) y sistemas agroecológicos con productos agrícolas más inocuos, saludables y de alta calidad; mucho más resiliente y adaptada al cambio climático para toda la población y sin dejar a nadie atrás.